Crisis del derecho de asilo.
Miguel Pajares, presidente de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado. Publicado en Público. Acción humanitaria. 20 de junio de 2016. El 20 de junio se celebra, cada año, el día mundial de las personas refugiadas. Hasta ahora, esta conmemoración había tenido poca resonancia mediática y social, pero este año es diferente. Primero, porque la entrada de refugiados en Europa, desde el verano pasado, ha superado récords históricos, y segundo, porque la respuesta de los gobiernos europeos ha sido tan vergonzosa y tan alejada de los estándares en derechos humanos que creíamos tener, que ha provocado la movilización de las organizaciones sociales y de los medios de comunicación.
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Miguel Pajares, presidente de la CCAR |
Se habla de que estamos viviendo la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, pero ésta no es una expresión muy acertada; lo que estamos viviendo, en realidad, es una profunda crisis del derecho de asilo; y si este derecho está en crisis, lo están también los valores democráticos de Europa, porque el derecho de asilo es uno de los principales pilares de la democracia y de los derechos humanos.
El derecho de asilo era ya vulnerado por los gobiernos europeos al impedir que los refugiados tuvieran un acceso fácil a su territorio. De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre Refugiados de 1951, toda persona que huye de una situación en la que peligra su vida tiene derecho a solicitar asilo en cualquier país firmante de la Convención (todos los Estados europeos lo son); sin embargo, los gobiernos impiden que los refugiados lleguen a territorio de asilo cuando aplican las medidas de lo que ellos llaman “lucha contra la inmigración ilegal”. El pasado año se presentaron 1.321.600 solicitudes de asilo en la Unión Europea, pero no se trató de personas a las que los Estados europeos hubieran abierto las puertas; bien al contrario, la inmensa mayoría de los solicitantes llegaron por rutas peligrosas e irregulares, tras haberse puesto en manos de las mafias y haberse jugado la vida, sobre todo en el mar. Las más de 3.700 muertes que se produjeron en el Mediterráneo en 2015, y las más de 2.500 que llevamos en lo que va de año, son responsabilidad directa de estas políticas que impiden la entrada de los refugiados por vías seguras…
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